lunes, 27 de enero de 2014

Runaway...



 Puede que no tengamos que ser felices, puede que la gratitud no tenga nada que ver con la alegría, puede que ser agradecido signifique estar contento con lo que tienes, apreciar las victorias, admirar la lucha que implica seguir viviendo. Quizás estamos agradecidos por lo que nos resulta familiar y puede que por las cosas que no sabremos nunca. Al final del día el simple hecho de tener el valor de no derrumbarnos, es suficiente motivo para celebrarlo.

En el fondo a todo el mundo le gusta pensar que puede ser fuerte, pero ser fuerte no solamente es ser duro, se trata de asimilarlo. A veces tienes que darte a ti mismo permiso para no ser fuerte por una vez. No tienes que ser duro cada momento del día, está bien bajar la guardia, de hecho hay momentos en que es lo mejor que podrías hacer, siempre que escojas tus momentos con sabiduría.

Cuando eres pequeño, la noche da miedo porque se esconden monstruos bajo la cama. Cuando te haces mayor, los monstruos son diferentes. Falta de confianza en uno mismo, soledad, arrepentimiento... Y aunque seas mayor y más sabio, te sigue dando miedo la noche. Dormir. Es lo más fácil de hacer. Solo cierras los ojos. Pero para muchos de nosotros, dormir parece estar fuera de nuestro alcance. Queremos hacerlo, pero no sabemos como conseguirlo. Pero una vez que nos enfrentamos a nuestros demonios, nos enfrentamos a nuestros miedos y nos entregamos a los demás para ayudar. La noche no da tanto miedo porque nos damos cuenta de que no estamos completamente solos en la oscuridad.

Cuando acaba el día, lo que todos deseamos es tener a alguien cerca. Guardar las distancias y fingir que no te preocupan los demás, no es más que una sarta de mentiras. Elegimos a las personas que queremos que estén cerca; y cuando las hemos elegido, nos quedamos junto a ellas. Aunque les hagamos daño. La gente que se queda contigo cuando el día llega a su fin, es la que merece la pena conservar. Aunque a veces cerca, es demasiado cerca. Sin embargo, a veces, la invasión de tu espacio personal es lo que necesitas.

El dolor: anestesiarlo, aguantarlo, ignorarlo... Para algunos la mejor manera de enfrentarse a él es seguir viviendo.