sábado, 14 de junio de 2014

Yo no duermo, solo sueño.

14 horas mirando imágenes de cadáveres 
y esto es lo que comienzas a ver. 
Los miras a los ojos, incluso en una foto, y puedes leerlos. 
¿Sabes lo que ves? 
Le dan la bienvenida. 
No al principio, pero justo ahí, en el último instante. 
Es indudablemente un alivio. 
Porque todos ellos tenían miedo y ahora ven, 
por primera vez, lo fácil que era simplemente dejarse ir.
 Después ven, en ese último nanosegundo, ven lo que eran. 
Tú, tú mismo, todo este gran drama, nunca fue más que un burdo engaño de la arrogancia y la estúpida voluntad, 
y puedes simplemente liberarte de todo eso, 
finalmente darte cuenta que no tienes que aferrarte tan fuerte. 
Darte cuenta de que toda tu vida, todo lo que amas, lo que odias,
 tus memorias, todo tu dolor, era parte de una misma cosa. 
Era todo un mismo sueño, 
un sueño que albergaste dentro de una habitación cerrada, 
un sueño acerca de ser una persona. 
Y como en muchos sueños, en el final hay un monstruo


No hay comentarios:

Publicar un comentario